lunes, 28 de junio de 2010

Correr

El viento en tu contra, el ardor en los pulmones y el pinchazo en las costillas... Todo eso te invita a pararte, pero, con el tiempo, te has vuelto masoca... deseas ese dolor para poder alejarte de tus problemas. Y funciona. Corres, corres, corres... no persigues nada, ¿qué mas da?
Notas que tus rodillas se desmontan y tus tobillos lloran de dolor... pero quieres llegar ahí. ¿Dónde esta ahí? No lo sabes ni lo sabrás hasta que lo consigas. Y no paras hasta que te caes.
Te das cuenta de que te falta la respiración, de que tus músculos arden, tus pulmones lloran y tus piernas no responden.
Pero... ¿qué más da?
No sabes cuánto tiempo has corrido, cuántas canciones han pasado... pero sabes que le has olvidado, has olvidado todos tus problemas por unos instantes maravillosos. Y sientes la necesidad de repetirlo, sabes que mañana sera un nuevo día.... Un nuevo día para correr.